Dalesio: “Un adolescente a la hora de asumirse, evita esa angustia y la saca afuera en lo diferente, en el distinto”
“Los niños no inventan la angustia y los adultos se sienten desorientados en cómo intervenir porque hay acciones que el protocolo no permite”, explicó la profesional (MP 11008) en relación al caso de violación del niño menor de edad en el colegio de Villa Allende.
Rocio Dalesio - caso abuso en Villa Allende
Un niño de 10 años con síndrome de Down sufrió un abuso sexual por un grupo de compañeros el viernes pasado en el Instituto Milenio ubicado en Villa Allende, en pleno horario de clases.
A raíz de este trágico hecho, la psicóloga Rocio Dalesio (MP 11008), resaltó que estos casos cobran cada vez más virulencia, más interrogantes. “Este caso nos lleva a reflexionar un poco hoy, en esta gravedad los modos de relacionarnos”. Por ello, habló de tres puntos.
Uno es el declive de la autoridad que hay en la sociedad por parte de quienes ejercen, hace que en las masas sociales de pares/amigos, la violencia cobre aún más y se instale más todavía.
“Hay motivaciones hoy que ni siquiera la familia y la escuela pueden ya contener, esto mismo en el declive de la autoridad, hasta los docentes. Hoy se sienten desorientados a la hora de tratar estas situaciones”.
La profesional manifestó que la mayoría de los casos ocurren en los baños de las escuelas, aunque el protocolo institucional establece que el adulto no puede intervenir y genera que ellos también están desorientados sobre cómo actuar.
Sobre la víctima menor de edad: “Los niños no inventan la angustia, están tristes. Al lograr identidades sexuales e identidades en sí, los grandes ideales desaparecen y quedan a la construcción de cada niño y adolescente, y ahí surgen las motivaciones inconscientes más agresivas. Todo lo que un adolescente le sucede a la hora de asumirse lo hace con mucha angustia, cuando evitamos esa angustia, sacamos afuera en lo diferente, en el distinto. Al no haber adultos que puedas contener, orientar suceden esas violencias más en las masas”.
Sumó con respecto al accionar: “Debemos recuperar ciertos contratos. Las leyes quedaron chicas para esta magnitud que estamos viviendo. Hoy pensábamos que tener libertad de elección en muchas situaciones nos vendría a liberar pero no está siendo por ahí porque cada vez sufrimos más violencia, vemos cuestiones más agresivas”.
“Hay cuestiones que han dejado de convivir, estas motivaciones ya no dependen de la familia. Uno puede tener la mejor intención como padre, madre o maestro, pero hay tantas cosas que escapan y han dejado de convivir. La familia es la base de toda sociedad”.
“Nos encontramos desorientados cuando nos pasan estas cuestiones. Los niños no mienten. El agresor tiene motivaciones inconscientes que no está pudiendo contener en su formación de sus instintos, pulsiones. Muchas veces la víctima no puede defenderse porque hay algo que lo toca, lo traumatiza y los recursos que tiene no logran sostenerlo en ese momento”.
Finalizó: “Esto sucede por no aprender a convivir con el otro, por más de tener pensamientos diferentes. Tenemos que aprender a convivir con las diferencias, que nos está costando un montón”.