"El solo verlo caminar transmitía paz": marcosjuarenses reviven su encuentro con el Papa Francisco en Roma
Javier Avalle, Sonia Lingua y Javier Barletta compartieron sus recuerdos más íntimos, cargados de emoción y gratitud, mientras el mundo despide a uno de los líderes espirituales más queridos del siglo XXI.

Javier Avalle
Javier Barletta
Sonia Lingua
La muerte de Jorge Mario Bergoglio, el Papa Francisco, ha dejado una herida profunda en el corazón de millones de fieles. Su figura —humilde, cercana, revolucionaria para muchos— no solo cambió la historia de la Iglesia Católica, sino también la vida de quienes tuvieron el privilegio de conocerlo de cerca. Entre ellos, tres ciudadanos de Marcos Juárez, que en 2013 viajaron al Vaticano para vivir una experiencia única: ver, tocar y hablar con el Papa argentino.
En esta nota, Javier Avalle, Sonia Lingua y Javier Barletta comparten sus recuerdos más íntimos, cargados de emoción y gratitud, mientras el mundo despide a uno de los líderes espirituales más queridos del siglo XXI.
Javier Avalle: “Dio luz en donde había tanta oscuridad”
Para el arquitecto Javier Avalle, la audiencia con el Papa fue mucho más que un acto protocolar. Fue un momento de conexión profunda, de humanidad palpable, de emoción sincera. La imagen que tenía del papado cambió para siempre cuando vio a Francisco caminar entre la gente.
“Transmitía una paz… el solo verlo caminar y acercarse a la gente generaba eso.”
Javier recuerda con nitidez el instante en que el Papa se detuvo frente a él. Tenía una cruz en una de sus manos, y fue esa la que Francisco eligió tomar. “Fue algo muy fuerte, muy conmovedor.”
La experiencia fue posible gracias a la gestión de Monseñor Guillermo Kartcher, también oriundo de Marcos Juárez. Avalle viajó acompañado por un grupo de vecinos de la ciudad, todos profundamente conmovidos por el encuentro. Lo que más destaca de aquella jornada es la cercanía que Francisco construyó con su pueblo.
“Fue un hombre que quiso poner a la Iglesia donde nunca había llegado.”
Y aunque lamenta que el Papa nunca haya visitado Argentina, su figura —dice— quedará como ejemplo de que lo imposible puede volverse realidad: “Llegar a ese lugar tan complejo… creo que eso también nos deja un mensaje a los argentinos: que todo es posible.”
Sonia Lingua: “Es un recuerdo imborrable, más aún hoy”
Sonia Lingua, licenciada y parte de la misma delegación, revive con emoción el recuerdo de aquel viaje. Su voz se quiebra cuando habla del momento en que estuvo a metros del Papa Francisco, en la mismísima Plaza de San Pedro. Recuerda haber presenciado la homilía dominical y luego vivir, en primera fila, un encuentro único. “Fue muy emocionante… tuvimos la posibilidad de estar muy cerca, de tocarlo.”
Sonia no olvida que Francisco le entregó un rosario con sus propias manos, ni el abrazo compartido junto a otros marcosjuarenses como Horacio Latimori y Norma Machado. El gesto, simple pero cargado de espiritualidad, se convirtió en un tesoro personal.
“Recibir un rosario de sus manos fue algo que nunca voy a olvidar.”
Pero también recuerda lo último que vio de él: su frágil figura durante el lavatorio de pies en una cárcel, en Jueves Santo. Fue entonces cuando comprendió que su salud estaba en declive. “Lo vi muy deteriorado… pero nunca pensé que el desenlace sería tan rápido.”
Francisco la marcó no solo por su mensaje, sino por su manera de salirse del protocolo y acercarse con ternura a quienes más lo necesitaban. Especialmente, a niños con discapacidad. “Eso me conmovió profundamente. Es algo que me voy a llevar para siempre.”
Hoy, Sonia siente una mezcla de dolor y gratitud. Dolor por su partida; gratitud por haber vivido aquel momento en carne propia. “A la luz de los acontecimientos, ese día toma mucho más valor.”
Javier Barletta: “Lo voy a llevar siempre en el corazón”
El testimonio de Javier Barletta se suma al de sus compañeros con la misma intensidad emocional. En sus palabras se nota la reverencia y el impacto que tuvo aquel encuentro con el Papa Francisco, a quien define como un hombre cercano y profundamente humano.
“Ese rito de acercamiento hacia la gente lo hizo él, lo construyó él con su forma de ser.”
Barletta también rememora con precisión el instante en que Francisco le dio la mano. Fue un momento breve, pero cargado de significado, que atesora con devoción. “Tener la posibilidad de tomarle la mano a un Papa… eso lo voy a llevar siempre en el corazón.”
El viaje, realizado en noviembre de 2013, quedó grabado como uno de los hitos más grandes de su vida. Fue un viaje espiritual, emocional, y profundamente comunitario, que compartió con otros referentes locales como Eduardo Avalle, Miguel Aún y Héctor BIagiotti.
Más allá del dolor por su muerte, Barletta reconoce el legado que deja Bergoglio:
“Un argentino que llegó a ese lugar tan complejo… y que dio luz a donde había tanta oscuridad.”